OTRO RINCÓN OCULTO PARA UN GRAN ALMUERZO
Como ya os comenté en una de mis
primeras entradas, la Cuenca de Pamplona está repleta de un sinfín de lugares
donde el almuerzo se convierte en religión. Otro de los lugares a los que me
gusta desplazarme para almorzar con mi compañero Alberto es al Bar Restaurante
Getzenea.
El Restaurante Getzenea está
situado en la localidad de SALINAS DE PAMPLONA, localidad de la cuenca de
Pamplona situada en la carretera que une las localidades de Esquiroz y Noain
por su parte baja por el polígono.
Verdaderamente yo no lo conocía
de nada hasta este último año, y por casualidades de la vida un compañero de
Alberto nos lo aconsejó, principalmente porque, y vuelvo a repetir, esto es
clave, las patatas son naturales, y vaya que si se nota.
Aunque hay mucha variedad de
cocina casera siempre nos decantamos por unos huevos bien acompañados, y en
este lugar yo no se que tiene la txistorra que tiene un toque especial, para mi
gusto perfecta, con su crujiente por fuera, pero con su ternura por dentro,
sensacional. Además, nos gusta acompañar los huevos con un pequeño bol de
tomate, y esto si que es un gran acierto, porque el tomate es natural y se nota
que está condimentado con su cebollita que le da ese toque que todos sabemos,
entre esto y los huevos pues como se dice… Para untar pan.
Otra recomendación para los más
golosos es que acompañéis estos huevos con patatas con ajoarriero, suave y
delicioso, la primera vez que fui al Getzenea así lo hice y verdaderamente me
sorprendió.
Ya son varias las veces que hemos
acudido al Getzenea y siempre hemos triunfado. Tiene una terraza exterior que
llama a tomar el café reposado en ella, y más aún a la media mañana que le da
el sol de frente, no os cuento a los que les gusta acompañar este momentico con
ese pequeño purito como alguno que conozco por ahí jejeeje.
Espero haberos abierto un poco el apetito y las ganas de conocer este pequeño lugar de nuestra comarca, os sorprenderá. Ahí os dejo una imagen de esos maravillosos huevos con txistorra que me alegraron una de esas mañanas de finales de año.
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