EL DIABLO SE VISTE DE COCIDO
Si una de mis escapadas puedo
decir que no se me olvidará nunca son aquellas vacaciones de mediados de los
años cero, en las que tomamos una de las decisiones más importantes de nuestra
vida….. VACACIONES GASTRONÓMICAS POR CASTILLA LEÓN.
Acompañados de nuestros amigos Los
Hood, cogimos carretera, Laguna recién estrenado y a descubrir nuevas tierras,
y claro, nuevos gustos gastronómicos.
Que decir de ella, la visita a la
catedral de Burgos duró hora y media, había que salir pitando hacia León,
capital de los pinchos “gratis” y de donde proceden los jugadores del Athletic
de Bilbao…. Ahhh no, esos son otros leones.
Recuerdo que era el tercer y
último día en la provincia leonesa y decidimos realizar una excursión a la bella
localidad de Astorga. En ella se encuentra El Palacio Episcopal de Astorga, que
es un edificio neogótico que fue proyectado por el arquitecto modernista Antonio Gaudí, una de sus pocas obras realizadas fuera de Cataluña a caballo entre los
siglos XIX y XX.
Aunque nuestra intención no era
la de quedarnos a comer allí porque ya teníamos una recomendación de buena mano.
A 13 kilómetros de Astorga se encuentra la localidad de CASTRILLO DE LOS POLVAZARES,
esta localidad de la comarca de la maragatería fue denominada por la UNESCO en
1980 Conjunto Histórico-Artístico de alto valor monumental, ¿y sabéis que
significa eso verdad? Que el coche se queda fuera del pueblo y a caminar por
calle empedradas, detalle importante (aquí no se lleva tacón).
Castrillo de los Polvazares tiene
media docena de locales donde darle al paladar, la calle donde más encontraréis
el la calle principal del pueblo que es la Calle Real. Y al fondo de ella el
GPS del estomago nos indica que hemos llegado a nuestro objetivo, EL
RESTAURANTE ENTREPIEDRAS, donde vamos a plantarnos a degustar lo que íbamos buscando
EL INSUPERABLE COCIDO
MARAGATO
Este cocido es el que tradicionalmente
alimentaba a los trabajadores del campo en una sola comida para un duro día de
trabajo, y no me extraña, debido a su contundencia, consta básicamente de los
elementos del campo, sopa, berza, garbanzos y siete carnes, cuidadoooo, siete
carnes, aunque en la actualidad, por si les pareciera poco, se suele llegar a
tener hasta doce carnes de diferentes tipos y partes. El chorizo de
fiesta, el morro de cerdo y la oreja de
cerdo es lo más frecuente junto con paletilla, huesos
de sustancia, gallina, tocino, carne de vaca, cecina, pizpierno, costilla
de vaca, morcillo....
Pero una de las características más
resaltadas de este cocido, y es lo que lo diferencia de otros, es que los tres vuelcos se
sirve 'al revés', siendo primero las carnes del cocido, luego las verduras y
legumbres y para terminar calentar el cuerpo con toooooda la sopa del cocido,
así que la experiencia puede ser inolvidable, y esto es por el dicho que “ de
sobrar, que sobre sopa”, jajaja.
Otra de las características de
este cocido es que la sopa tiene que ser espesa, que será bien de fideos o bien
de pan de hogaza.
La manera de cocinarlo es primero
las carnes, con el objeto de que proporcionen un caldo contundente,
tras ello se introducen los garbanzos introducidos
en una estameña y aparte se cuecen las verduras.
Como para olvidarlo, aunque no
solo fue cocido Maragato en la mesa, hubo quien se atrevió con una espectacular
tabla de quesos de la zona, sensacional ración así como un manitas de cerdo dentro
de un hojaldre, os podéis imaginar el monumental tamaño de esa “Txapata rellena”
la verdad una comida para no olvidar.
El postre más
típico para finalizar el festín suelen ser natillas con bollo, aunque aquel día
creo recordar que no había postre.
El precio, bueno podéis
adentraros en www.entrepiedras.com y comprobar
que el precio actual de este sorprendente cocido es de 18.50 € sin bebida, y
también analizar las diferentes opciones que os ofrecen.
En otra entrada ya os comentaré
otros platos típicos de la zona norte de la provincia de León, esos más
recientes ya que hace menos de un año nos concedieron unos permisos en el coto
Felmin, y como no puede se de otra manera nos pusimos como “el kiko federico”.
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