CENANDO EN LA MONTAÑA LEONESA
Una de las experiencias de pesca que nos animamos a realizar el año pasado fue la de una escapada primaveral a la siempre
memorable tierra leonesa. Memorable tanto en lo paisajístico como en lo
gastronómico.
En un principio en el sorteo de
la Junta de Castilla y León pareció que la suerte nos había sido esquiva, pero
por causas del destino pudimos acceder a una de las zonas más bonitas de la geografía
leonesa, la zona de VEGACERVERA; es una reserva de la biosfera, la denominada
de Los Argüelllos. Forman parte de ella los municipios de Vegacervera,
Coladilla, Valporquero de Torío, Valle de Vegacervera y Villar del Puerto. La
Unesco reconoce así a este territorio por preservar y respetar las
características de su ecosistema; una apuesta por el desarrollo sostenible, a modo anecdótico, comentar que únicamente en
la provincia de León hay siete zonas con esta denominación.
Aquí el agua es la gran
protagonista. El Torío se ha encargado de horadar estas hoces, creando un
paisaje de una belleza única. El Bernesga y el Curueño son los otros dos ríos
de esta comarca, que son el origen de Los Argüellos: de tres concejos que tienen
sus raíces en el siglo IX.
Esta es una zona donde el ganado
es protagonista. Hay una gran tradición arriera. El gran valor de esta reserva
es el haber conservado los valores tradicionales sin producir un impacto en el
hábitat. Aquí hay montañas de gran altura, laderas de caliza, pastizales y
bosques de gran importancia.
Nuestro objetivo estaba claro,
remontar el coto FELMIN en uno de los mejores ríos trucheros de la geografía
leonesa, el río TORÍO. El río Torío nace en el Puerto de Piedrafita, a 1.680
metros de altitud. Se trata de una corriente que parte de las filtraciones de
agua de una montaña que mantiene nieve gran parte del año.
Se trata de uno de los ríos menos
contaminados de la provincia de León y una de las zonas más turísticas de la montaña
leonesa. De esto tiene bastante culpa la famosas CUEVAS DE VALPORQUERO, que se
encuentran al lado del cauce del río Torío.
Estas cuevas no son desconocidas
para mí, ya que, en el año 2003, si os acordáis del fenomenal cocido maragato
de Castrillo de los Polvazares, ya las visité. El complejo de Valporquero está
situado a gran altura. De los 830 metros de León subiremos hasta los 1.370;
casi 500 metros de diferencia. Lo que más sorprende de las cuevas es su gran
amplitud para que os hagáis una idea, La Catedral de León entraría dentro. Si
tienes claustrofobia, aquí no vas a tener problema no hay pasadizos angostos ni
cavidades estrechas, pero esta información os la dejo para que enredéis un poco
en la web http://www.cuevadevalporquero.es
Dejando un poco el lado turístico
me voy a centrar ya en lo que nos ocupa y preocupa, que es la gastronomía de la
zona. Para empezar, nos alojamos a pie de río, en el HOSTAL EL PESCADOR, del
cual podíamos apreciar el rio desde nuestras ventanas, y no solo el río, sino
unas vistas espectaculares de un cielo azul puro con un contraste sobre piedra
blanca caliza que en ocasiones dañaba la vista, imposible olvidar la visión. Hostal
sencillo, cómodo y limpio, y muy barato, tanto para pernoctar como para comer.
La comida es casera, donde la
señora de la casa desde primera hora de la mañana ya estaba rodeada de perolas
con cocido de la tierra, callos, sopas de cocido, ensaladilla rusa, cocina a fuego lento y en
grandes dimensiones. Desde las 9 de la mañana el olor ya se podía extender por
toda la planta del comedor.
Para la cena y después de una
dura jornada de pesca nos pusimos nuestras mejores galas, y nos desplazamos al
pueblo principal de la zona, VEGACERVERA, donde nos habían recomendado un
restaurante donde degustar comida tradicional de la zona, y vaya que, si
acertaron, el MESON LA COCINONA.
El mesón la Cocinona es un restaurante
rústico con comida tradicional y una de las cosas que les caracterizan del
resto de los restaurantes de la zona es que tienen su propia fábrica de embutidos,
entre los que destacan como no puede ser de otra manera es la Cecina de Vaca,
pero lo que me llamó verdaderamente la atención por su sabor es la Cecina de
Chico y el Chorizo de Chivo, que son las especialidades de la casa.
En el restaurante se puede optar
bien por el menú del día para las comidas o bien por la carta, la cual es una
putada, no por el elegir, sino por el descartar, una de las decisiones más
duras que se puede tener en esta vida, descartar un plato…..
En la carta tenemos desde las
ensaladas típicas de la zona hasta contundentes cocidos con cecina de chivo, pasando
por morcillas, carnes de cerdo curadas o chuletas de ternera, chuletas de cordero con longaniza, así como postres
caseros en los que no puede faltar los quesos de la zona.
Una vez en la mesa la decisión fue
complicada, pero después de una dura jornada de pesca la cosa estaba mas o
menos clara, carnaza in the house, pues al lío. Acompañados de un par de botellas
de Sangre de Toro comenzamos la aventura con un buen par de platos de embutidos
variados de la zona, para continuar por una maravillosa morcilla encebollada,
no era una morcilla al uso, sino que consistía en un revuelto de la carne de la
morcilla con su toque encebollado, de meter tenedor y comer a rancho del plato.
Después de estos entrantes nos
decidimos por degustar la tortilla Guisada típica de León. Para el que no la
conozca, la tortilla guisada es una tortilla de patata al uso pero que después
de cocinarla el día anterior se cuece sobre un guiso de pimientos, cebollas y
se añade un caldo, y en este caldo se cuece la tortilla (se puede añadir chorizo
mayormente para darle más sabor), una gozada.
Para rematar la faena nos metimos
entre pecho y espalda unas chuletas de vaca que para que comentar, ya os podéis
imaginar.
Eso sí, antes de levantarnos de
la mesa nos animamos a comprar unos tacos de cecina de vaca de la fábrica
contigua que amablemente nos llevaron a la mesa y nos metieron en factura. Una
experiencia inolvidable para un gran día de pesca en los bellos parajes de la
montaña leonesa.
Comentarios
Publicar un comentario